14 abril 2013

Palabras para un lunes

Esta semana seguimos con Ana Frank; el lunes pasado, conocimos su estremecedora historia, pero ahora  nos centramos en su obra, en su diario.  Lucía Noriega, alumna de 3º ESO, ha escogido un fragmento en el que Ana, aún encerrada con su familia y un grupo reducido de gente en un ático, era capaz de encontrar momentos felices simplemente mirando el exterior a través de una pequeña ventana. ¿Qué fragmento de su diario destacarías tú?


Miércoles 19 de abril de 1944:


¿Existe en el mundo algo más hermoso que estar sentada delante de una ventana en los brazos de un chico al que quieres, mirando la naturaleza, oyendo a los pájaros cantar y sintiendo cómo el sol te acaricia las mejillas? ¡Me hace sentir tan tranquila y segura con sus brazos rodeándome, y saber que está cerca y sin embargo callar! No puede ser nada malo, porque esa tranquilidad me hace bien. ¡Ay, ojalá nunca nos interrumpieran!

EL DIARIO DE ANA FRANK

16 comentarios:

Lara Olalla dijo...

El fragmento que he elegido:
El terror reina en la ciudad. Noche y día, transportes incesantes de esa pobre gente, provista tan sólo de una bolsa al hombro y de un poco de dinero. Estos últimos bienes les son quitados en el trayecto, según dicen. Se separa a las familias, agrupando a hombres, mujeres y niños.
Los niños al volver de la escuela, ya no encuentran a sus padres. Las mujeres, al volver del mercado, hallan sus puertas selladas y notan que sus familias han desaparecido.
También les toca a los cristianos holandeses: sus hijos son enviados obligatoriamente a Alemania. Todo el mundo tiene miedo.
Centenares de aviones vuelan sobre Holanda para bombardear y dejan en ruinas las ciudades alemanas; y a cada hora, centenares de hombres caen en Rusia y en África del Norte. Nadie está al abrigo, el globo entero se halla en guerra, y aunque los aliados ganen la guerra, todavía no se ve el final.
Podría seguir durante horas hablando de la miseria acarreada por la guerra, pero eso me desalienta de más en más. No nos queda más que aguantar y esperar el término de estas desgracias. Judíos y cristianos esperan, el mundo entero espera, y muchos esperan la muerte.
Lara Olalla Borge 3ºB ESO

Unknown dijo...

19 de noviembre de 1942


Podríamos cerrar los ojos ante toda esta miseria, pero pensamos en los que nos eran queridos, y para los cuales tememos lo peor, sin poder socorrerlos.
En mi cama bien abrigada, me siento menos que nada cuando pienso en las amigas que más quería, arrancadas de sus hogares y caídas a este infierno. Me da miedo el cavilar que aquellos que estaban tan próximos a mí se hallen ahora en manos de los verdugos más crueles del mundo. Por la única razón de que son judíos.
JAVIER GUTIÉRREZ 3º A

Mar Márquez dijo...

El fragmento que he elegido:
8 de julio de 1942:
A las tres de la tarde llamaron a nuestra puerta. Yo no lo oí, porque estaba leyendo en la terraza, perezosamente reclinada al sol en una mecedora. De pronto, Margot apareció por la puerta de la cocina, visiblemente turbada.
- Papá ha recibido una citación de la SS -cuchicheó-. Mamá acaba de salir a buscar al señor Van Daan. (Van Daan es un colega de papá y amigo nuestro).
Yo estaba aterrada: todo el mundo sabe qué significa una citación; vi surgir en mi imaginación los campos de concentración y las celdas solitarias. ¿Íbamos a dejar a papá partir hacia allí?
- Naturalmente no se presentará - dijo Margot, mientras que ambas esperábamos en la alcoba el regreso de mamá.
- Mamá ha ido a casa de los Van Daan para ver si podemos habitar desde mañana, nuestro escondite. Los Van Daan se ocultarán allí con nosotros. Seremos siete.
En nuestro dormitorio, Margot me confesó que la citación no era para papá, sino para ella misma. Asustada de nuevo empecé a llorar. Margot tiene dieciséis años. ¡Quieren pues dejar ir solas a las muchachas de su edad! Afortunadamente, como mamá ha dicho, no irá.
Mar Márquez Cendrero 3ºB ESO

Ana Sebastian Garcia dijo...

NEn cuanto a nosotros, somos afortunados. Sí, somos más dichosos que millones de personas. Aquí estamos tranquilos y a salvo; estamos, como quien dice, viviendo el capital. Nos damos el lujo de hablar sobre "cuando termine la guerra". Nos animamos al solo pensamiento de tener ropa y zapatos nuevos cuando realmente deberíamos ahorrar hasta el último centavo para salvar a otros y recuperar lo que ha quedado de la destrucción de la guerra...

Ana Sebastian Garcia dijo...

Querida Kitty,
Estoy que hiervo de enojo, pero no puedo demostrarlo. Quisiera patear el suelo, gritar, darle a mami una buena estremecida, llorar y no sé cuánto más por las palabras tan horribles, las burlas y las acusaciones que se me hacen repetidamente a diario y que encuentran su blanco como flechas de un arco bien tensado, y tan duras de arrancarlas de mí.
Quisiera gritarle a Margot, Van Daan, Dussel _y a Papi también_ "¡Déjenme en paz, déjenme dormir aunque sea una noche sin que mi almohada esté mojada por mis lágrimas, mis ojos ardiendo y mi cabeza latiendo de dolor! ¡Déjenme salir de todo esto, especialmente fuera de este mundo!" Pero no puedo hacer eso. Ellos no pueden saber mi desesperación. No puedo dejarles ver las heridas que me han causado. No pudiera soportar sus simpatías y sus bromas bondadosas; me harían sentir con más deseos de gritar. Si hablo, todos piensan que me estoy haciendo la lista; cuando estoy callada, piensan que hago el ridículo; grosera, si contesto; astuta, si se me ocurre una buena idea; haragana, si me siento cansada; egoísta, si como un bocado más de lo que debo; tonta, cobarde, enredadora, etc.., etc.. Todo el día no escucho otra cosa sino que soy una bebé insufrible y, aunque yo me río de eso pretendiendo no tomarlo en cuenta, sí me importa. Quisiera pedirle a Dios que me diera una naturaleza diferente para no tomar a la gente tan en serio. Pero eso no puede ser. Soy de la naturaleza que me ha sido dada y creo que no es mala. Hago lo mejor que puedo para complacer a todos, mucho más de lo que ellos jamás

Unknown dijo...

Ana Frank, 9 de octubre de 1942

Hoy no tengo que anunciarte más que noticias deprimentes. Muchos de nuestros amigos judíos son poco a poco embarcados por la Gestapo, que no anda con contemplaciones; son transportados en furgones de ganado a Westerbork, al gran campo para judíos, en Dentre. Westerbork debe ser una pesadilla; cientos y cientos están obligados a lavarse en un solo cuarto, y faltan los W.C. Duermen los unos encima de los otros, amontonados en cualquier rincón. Hombres, mujeres y niños duermen juntos. De las costumbres no hablemos: muchas de las mujeres y muchachas están encinta.
Imposible huir. La mayoría está marcada por el cráneo afeitado, y otros, además, por su tipo judío.
Si esto sucede en Holanda, ¿qué será en las regiones lejanas y bárbaras de las que Westerbork no es más que el vestíbulo? Nosotros no ignoramos que esa pobre gente será masacrada. La radio inglesa habla de cámaras de gases. Después de todo, quizá sea mejor morir rápidamente. Eso me tiene enferma.

Unknown dijo...

-Querida Kitty:
¿Podrías decirme porque la gente oculta con tanto temor sus verdaderos sentimientos? ¿Cómo es posible que en compañía de los demás yo sea totalmente diferente a lo que debería ser?

-"No veo la miseria que hay, sino la belleza que aun queda"

Unknown dijo...

Mi padre tenía ya treinta y seis años cuando se casó con mi madre, que tenía veinticinco. Mi hermana Margot nació en 1926, en Frankfort del Meno. Y yo el 12 de junio de 1929. Siendo judíos cien por ciento, emigramos a Holanda en 1933, donde mi padre fue nombrado director de la Travis N.V., firma asociada con Kolen & Cía., de Amsterdam. El mismo edificio albergaba a las sociedades, de las que mi padre era accionista. Desde luego, la vida no estaba exenta de emociones para nosotros, pues el resto de nuestra familia se hallaba todavía defendiéndose de las medidas hitleristas contra los judíos. A raíz de las persecuciones de 1938, mis dos tíos maternos huyeron y llegaron sanos y salvos a los Estados Unidos. Mi abuela, entonces de setenta y tres años se reunió con nosotros. Después de 1940 nuestra buena época iba a terminar rápidamente: ante todo la guerra, la capitulación, y la invasión de los alemanes llevándonos a la miseria. Disposición tras disposición contra los judíos. Los judíos eran obligados a llevar la estrella, a ceder sus bicicletas. Prohibición de los judíos de subir a un tranvía, de conducir un coche. Obligación para los judíos de hacer sus compras exclusivamente en los establecimientos marcados con el letrero de "negocio judío", y de quince a diecisiete horas solamente. Prohibición para los judíos de salir después de las ocho de la noche, ni siquiera a sus jardines, o aún de permanecer en casa de sus amigos. Prohibición para los judíos de ejercitarse en todo deporte público: prohibido el acceso a la piscina, a la cancha de tenis y de hockey o a otros lugares de entrenamiento. Prohibición para los judíos de frecuentar a los cristianos. Obligación para los judíos de ir a escuelas judías, y muchas otras restricciones semejantes.

Unknown dijo...

El fragmento que he escogido ha sido el siguiente, ya que creo que aqui se ve muy bien como se siente Ana:
Mientras todo esto exista, y creo que existirá siempre, sé que toda pena tiene consuelo, en cualquier circunstancia que sea. Y estoy convencida de que la naturaleza es capaz de paliar muchas cosas terribles, pese a todo el horror.
¡Ay!, quizá ya no falte tanto para poder compartir este sentímiento de felicidad avasallante con alguien que se tome las cosas de la misma manera que yo.

Marta Alonso Lastra 3º A ESO

Unknown dijo...

Los domingos reina aquí en casa una atmósfera deprimente, aletargada y pesada; fuera no se oye cantar a ningún pájaro; esa pesadez se aferra a mí como si quisiera arrastrarme hasta los infiernos. Papá, mamá y Margot me son indiferentes de tanto en tanto, y yo deambulo por las habitaciones, bajando y subiendo las escaleras, y me da la sensación de ser un pájaro enjaulado al que le han arrancado las alas violentamente, y que en la más absoluta penumbra choca contra los barrotes de su estrecha jaula al querer volar. Oigo una voz dentro de mí que me grita: “¡Sal fuera, al aire, a reír!”. Ya ni le contesto; me tumbo en uno de los divanes y duermo para acortar el tiempo, el silencio, y también el miedo atroz, ya que es imposible matarlos.

ana dijo...

Yo por mi parte, aconsejo: “Sal por los campos, contempla la naturaleza y el sol, corre al aire libre y trata de reencontrar la dicha en ti misma y en lo que te rodea”.

Beatriz Del Valle Mellado dijo...

"Poder reír alguna vez con gusto y sin inhibiciones: eso me ayudaría más que diez valerianas, pero ya casi nos hemos olvidado de lo que es reír"

Leyre dijo...

Este pequeño fragmento muestra su desesperación ante la guerra que están viviendo:
"Afuera no hay canto de pájaros, y dentro un silencio sofocante se cierne sobre todos y todas las cosas, y parece arrastrarme hacia un abismo"

Andrea Mediavilla dijo...

Miércoles, 23 de febrero de 1944

Mi querida Kitty:
Desde ayer hace un tiempo maravilloso fuera y me siento como nueva. Mis escritos, que son lo más preciado que poseo, van viento en popa. Casi todas las mañanas subo al desván para purificar el aire viciado de la habitación que llevo en los pulmones. Cuando subí al desván esta mañana, estaba Peter allí, ordenando cosas. Acabó rápido y vino adonde yo estaba, sentada en el suelo, en mi rincón favorito. Los dos miramos el cielo azul, el castaño sin hojas con sus ramas llenas de gotitas resplandecientes, las ga-viotas y demás pájaros que al volar por encima de nuestras cabezas parecían de plata, y todo esto nos conmovió y nos sobrecogió tanto que no podíamos hablar. Peter estaba de pie, con la cabeza apoyada contra un grueso travesaño, y yo seguía sentada. Respira-mos el aire, miramos hacia fuera y sentimos que era algo que no había que interrumpir con palabras. Nos quedamos mirando hacia fuera un buen rato, y cuando se puso a cortar leña, tuve la certeza de que era un buen tipo. Subió la escalera de la buhardilla, yo lo seguí, y durante el cuarto de hora que estuvo cortando leña no di- y jimos palabra. Desde el lugar donde me había instalado me puse a observarlo, viendo cómo se esmeraba visiblemente para cortar bien la leña y mostrarme su fuerza. Pero también me asomé a la ventana abierta, y pude ver gran parte de Amsterdam, y por en-cima de los tejados hasta el horizonte, que era de un color celeste tan claro que no se distinguía bien su línea.
-Mientras exista este sol y este cielo tan despejado, y pueda yo verlo -pensé-, no podré estar triste.
Para todo el que tiene miedo, está solo o se siente desdichado, el mejor remedio es salir al aire libre, a algún sitio en donde poder y estar totalmente solo, solo con el cielo, con la Naturaleza y con Dios. Porque sólo entonces, sólo así se siente que todo es como debe ser y que Dios quiere que los hombres sean felices en la hu-milde pero hermosa Naturaleza.
Mientras todo esto exista, y creo que existirá siempre, sé que toda pena tiene consuelo, en cualquier circunstancia que sea. Y estoy convencida de que la naturaleza es capaz de paliar muchas cosas terribles, pese a todo el horror.
¡Ay!, quizá ya no falte tanto para poder compartir este sentímiento de felicidad avasallante con alguien que se tome las cosas de la misma manera que yo.

Tu Ana

Unknown dijo...

este es el fragmento que he elegido de el diario de Ana Frank:

"Lo amable es Peter, el despertar de ternura que sentimos, sin atrevernos a nombrarla o tan siquiera a rozarla, pero que un día se revelará en todo su significado: el amor, la felicidad .Lo hermoso es el mundo, la naturaleza, la belleza y todo aquello que es delicado y exquisito."

Sara Salmón dijo...

Domingo, 13 de Junio de 1943

Querida Kitty:

El poema de cumpleaños que me ha hecho papá es tan bonito que no quisiera dejar de enseñártelo.Como papá escribe en alemán, Margot ha tenido que ponerse a traducir. Juzga por ti misma lo bien que ha cumplido su tarea de voluntaria. Tras el habitual resumen de los acontecimientos del año, pone lo siguiente:

Siendo la más pequeña, aunque ya no una niña, no lo tienes fácil; todos quieren ser un poco tu maestro, y no te causa placer. «¡Tenemos experiencia!» «¡Sé lo que te digo!» «Para nosotros no es la primera vez, sabemos muy bien lo que hay que hacer.» Sí, sí, es siempre la misma historia y todos tienen muy mala memoria. Nadie se fija en sus propios defectos, sólo miran los errores ajenos; a todos les resulta muy fácil regañar y lo hacen a menudo sin pestañear. A tus padres nos resulta difícil ser justos, tratando de que no haya mayores disgustos; regañar a tus mayores es algo que está mal por mucho que te moleste la gente de edad, como una píldora has de tragar sus regañinas para que haya paz. Los meses aquí no pasan en vano aprovéchalos bien con tu estudio sano, que estudiando y leyendo libros por cientos se ahuyenta el tedio y el aburrimiento. La pregunta más difícil es sin duda: «¿Qué me pongo? No tengo ni una muda, todo me va chico, pantalones no tengo, mi camisa es un taparrabo, pero es lo de menos. Luego están los zapatos: no puedo ya decir los dolores inmensos que me hacen sufrir.» Cuando creces 10 cm no hay nada que hacer: ya no tienes ni un trapo que te puedas poner.

Margot no logró traducir con rima la parte referida al tema de la comida, así que esa parte no la he copiado. Pero el resto es muy bonito, ¿verdad?Por lo demás me han malcriado mucho con los hermosos regalos que me han dado; entre otras cosas, un libro muy gordo sobre mitología griega y romana, mi tema favorito. Tampoco puedo quejarme de las golosinas, ya que todos me han dado algo de sus respectivas últimas provisiones. Como benjamina de la familia de escondidos me han mimado verdaderamente mucho más de lo que merezco.

Tu Ana