Las primeras
manifestaciones del relato de terror se centran en ambientes y recursos
inspirados en la Edad Media. Muertos que despiertan de su tumba, tentaciones
del diablo, las torturas de la Santa Inquisición, etc.
El siglo
XVIII es una época dominada por la revolución científica, Temas acerca el
hipnotismo, el magnetismo y los avances mecánicos (autómatas en el tema del
doble).
En el siglo XIX hay tres tipos de obras diferenciadas:
-La ghost
story inglesa, estas narraciones tienen como elemento terrorífico principal
la presencia de un fantasma.
A finales del siglo XIX y comienzos del XX nacieron dos
ramas de la literatura fantástica y de terror:
-El terror
sin explicación lógica ni sobrenatural, dio paso al relato materialista de
terror, en especies de universos desconocidos y oscuros donde el mal en su
estado puro hacía terribles intervenciones en el mundo de los hombres para
extender su dominio y apoderarse de todo (brujas y otros personajes demoníacos).
-La fantasía
sin finalidad terrorífica, dio lugar a
la literatura de fantasía y de ciencia ficción,(Verne, H. G. Wells y J. R. R.
Tolkien), se centra en viajes
fantásticos y fenómenos increíbles.
La función
que el narrador cumple en los relatos fantásticos es la misma que tenía antaño
el narrador que se disponía a hacer pasar
una velada agradable a su auditorio, ávido de escuchar sucesos que estimularan
su imaginación y le produjeran un ligero escalofrío. Hay tres tipos de narradores:
- Narrador testimonial: son narrados por personajes ajenos a la acción, que la han conocido por personas que sí las vivieron o mediante los escritos que éstas dejaron en vida contando toda la historia. Se combina con la primera persona , que da el punto de vista del protagonista, héroe o víctima.
- Narrador omnisciente: El narrador construye el relato creando la atmósfera apropiada con plena autoridad, aportando datos desconocidos por los personajes. También se dirigen al propio lector mediante reflexiones filosóficas o morales.
- Narrador protagonista: Relata en primera persona, al identificarse las funciones de narrador y protagonista, la historia resulta creíble para el lector, que no desconfía de la veracidad de los acontecimientos contados por quien los ha vivido.
Son muchas
las ocasiones en que un autor deja parte de su narración a la libre imaginación
del lector. Se pueden identificar claramente dos de ellos:
Incertidumbre
en el desenlace. El final abierto .La duda es un recurso muy utilizado, una vez el lector ha acabado de leer el relato, hay posibles explicaciones. El autor ha creído oportuno que el propio lector escoja la explicación que más le satisfaga para construir el verdadero desenlace y final explicación de la composición.
Omisión
en las descripciones. Este recurso
se da cuando el autor, en las descripciones de personajes, sensaciones,
espacios, estados, etc. recurre al hecho de que son tan horripilantemente
indescriptibles que las palabras no bastan para transmitir el enorme terror que
producen. Es algo que no se puede describir con palabras y que nosotros debemos
crear.
LOS TEMAS se pueden dividir en seis grupos:
f) Los hechos cotidianos. El género, en su estado más moderno, tuvo que buscar motivos diferentes para hacer crecer el miedo, para despertar el interés de un lector nuevo que, heredero de las conquistas del ser humano en el campo del conocimiento, ha quedado ya inmunizado contra fantasmas, momias y vampiros.
La creación de ambientes ha ido variando a lo largo de la historia de la literatura fantástica de acuerdo con los gustos del público lector. Al principio, se creaban ambientes propicios al miedo ( puertas que chirriaban, pasos furtivos alrededor de la media noche, proyecciones de sombras grotescas, etc). Más tarde, se impuso un ambiente realista para hacernos sentir como si estuviésemos en nuestra propia casa, pero cuando el confiado lector se encontraba cómodo tras reconocer todo cuanto se le describía, una serie de fenómenos, que al principio podían atribuirse a la casualidad, iban distorsionando esta atmósfera familiar, de forma casi imperceptible, hasta que el terror dominaba por completo la escena, el efecto resultaba más fuerte.
a)
La muerte. Con dos personajes El Fantasma que vuelve después de muerto con un carácter vengativo o justiciero. El No Muerto que no puede alcanzar el descanso, se alimenta de los seres humanos vivos para poder permanecer en su estado entre la vida y la muerte: vampiros, momias, muertos vivientes..
b)
La pérdida de la integridad física y/o psíquica. Los
humanos tenemos miedo a nuestra muerte y otro de
los grandes temores es una vida de sufrimiento. Es enorme el terror que tenemos
a las torturas y a que nos infrinjan sufrimiento. El dolor físico es un recurso
muy utilizado y las macabras descripciones de este sufrimiento siempre nos
producen escalofríos.
c) La encarnación del mal. El Mal
existe, y el Mal es portador de terror. La tradición cristiana crea la figura
del Diablo ser
astuto que engaña a los humanos y les impone, a menudo, su ley.
d) El inconsciente. La
narrativa de terror siempre se ha preocupado de lo que pasa en el interior de
sus personajes, porque aporta más
elementos patéticos al relato. Una mente que puede trastornarse por los efectos
del terror y conducir al individuo hasta los límites de la locura. Aparece a través de tres personajes: El Doble (el otro yo malvado que puede salir al exterior en cualquier momento), La pérdida de identidad (convertirse en otra persona por transformaciones físicas o por la locura), la experimentación hipnótica (científicos locos que experimentan con las personas física o mentalmente).
e) El propio
cuerpo. Es la
presentación inquietante del pánico que puede producir algún miembro del cuerpo
humano.
La creación de ambientes ha ido variando a lo largo de la historia de la literatura fantástica de acuerdo con los gustos del público lector. Al principio, se creaban ambientes propicios al miedo ( puertas que chirriaban, pasos furtivos alrededor de la media noche, proyecciones de sombras grotescas, etc). Más tarde, se impuso un ambiente realista para hacernos sentir como si estuviésemos en nuestra propia casa, pero cuando el confiado lector se encontraba cómodo tras reconocer todo cuanto se le describía, una serie de fenómenos, que al principio podían atribuirse a la casualidad, iban distorsionando esta atmósfera familiar, de forma casi imperceptible, hasta que el terror dominaba por completo la escena, el efecto resultaba más fuerte.
La mayoría
de los relatos trabajados, sobre todo los pertenecientes al género de la ghost
story, están ambientados en bosques sombríos y profundos o en grandes casas
o mansiones victorianas, algunas veces en ruinas, donde los fantasmas caminan a
sus anchas por tapizadas habitaciones, pasadizos secretos, oscuras buhardillas
y húmedos sótanos. En general, podemos concluir que los escenarios más
utilizados son aquellos en donde es más difícil conocer. Es decir, el miedo más
intenso es el miedo a lo desconocido, por tanto, elementos que impidan conocer
tales como la oscuridad, la niebla, la lejanía, la inmensidad, serán constantes
en los escenarios donde se desarrollen los relato.
El lenguaje
y vocabulario utilizados por los autores de literatura fantástica de terror es
muy diferente según su época y, sobre todo, según su ambientación y objetivo
concreto.
Los autores
de las primeras épocas escribían sus relatos en un registro culto y refinado;
de hecho, el adecuado a la literatura de su tiempo, creaban sus cuentos en un lenguaje elevado,
plagado de figuras poéticas y con un estilo muy romántico, expresivo y
descriptivo. Sin embargo,
los autores posteriores, que llevaron la literatura de terror a las masas,
utilizaron un lenguaje mucho más próximo a sus lectores, consiguiendo de este
modo el gran éxito del género. El vocabulario que nos trasmita los estados de descomposición del cuerpo humano así como el que nos transmita un dolor que casi podamos sentir en nuestro cuerpo como son las torturas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario