05 febrero 2013

Pero ¡ay amor, si te quedas conmigo...!



En ocasiones, no hay letras más desgarradoras que las referentes a los asuntos del corazón ¿qué le digo que no suene fatal? ¿qué hago que no me sienta avergonzar?
Pero es que, hay tantas cosas que te quiero decir, hay tantas cosas que te quisiera explicar...
Estos y otros motivos pueden ser el desencadenante ideal para escribir una carta de amor. Una carta dirigida a quien tú quieras imaginar, una carta que te encantaría recibir.
¿Qué ingredientes son los adecuados? Un poco de chispa, un poco de romanticismo, un poco de sinceridad y, sobre todo, un poco de amor.
¿Nos imaginamos las circunstancias? Estamos lejos el uno del otro, nos tenemos ganas, ganas de escucharnos, de reírnos, de compartirnos, de contarnos que nuestra abuela cayó de lo alto de la escalera pero que nada le pasó. Que eso me hizo recordar la tarde que pasamos en su casa y cómo te hizo tanta risa que me tensara la coleta al salir... Y ay, amor, de pronto te eché tanto de menos que el alma me dolió...
Disculpas para escribir una carta: infinitas, requisitos: las ganas.
Coge el bolígrafo, escribe las primeras seis palabras que te vengan a la mente ¿la lista de la compra? la lista de la compra ¿la alineación del Madrid? pues bienvenida sea. Escribe sin pensar y piensa a continuación para escribir.
Imagina unos personajes ¿quién escribe a quién? imagina un lugar ¿dónde se encuentra cada cual? una anécdota que contar, algo que te hizo recordar y deja pasear tu imaginación...
Recuerda: fecha, encabezamiento, cuerpo y despedida. Toda tuya.

Aunque tú no lo sepas... 


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