En 1º de la ESO el pasado lunes nos fuimos a Polanco, seguimos las pistas de José María de Pereda por el pueblo: su casa natal, la finca Tracolina, la Cajiga, el bar Resquemín, la bolera, el cementerio en el cual se encuentra enterrado y todas las referencias a su obra que pudimos encontrar.
En el Centro de Recursos e Interpretación de la escuela además de hablarnos de Pereda pudimos conocer gran parte de la historia de la escuela, de la enseñanza del cálculo en particular y nos enseñaron a medir un terreno con cadenas, como auténticos agrimensores.
28 mayo 2013
Un cuento de la mitología Cántabra
Con motivo de nuestra visita a San Vicente de la Barquera, hemos recordado uno de los personajes de la mitología Cántabra y Asturiana como es el Culebre o Cúlebre o Cuelebre porque tiene una leyenda que hace referencia a dicha Villa de Cantabria.
Muchas de
las cuevas que albergan las peñas, roquedales y acantilados de Cantabria están
habitadas por una especie de monstruos, entre dragón y serpiente, que se llaman
culebres o cúlebres. Por lo general guardan tesoros de los que escondieron los
moros. Es difícil verlos, pues salen poco y nadie se atreve a internarse en sus
guaridas, pero en los últimos años han sido vistos el de Secadura, que es un
culebrón como un tronco de grande y se come vacas enteras, el de la cueva de
Matienzo, reptil también gigantesco, y el de la cueva de Valdició, enorme
serpiente con alas que lanza unos silbidos agudísimos. También los hay en
Asturias, donde los llaman cuélebres.
De entre los más conocidos por la tradición se cuenta el que mató Santiago cerca de San Vicente de la Barquera. En un acantilado al oeste de esta ciudad, por el antiguo camino de Santillán a Boria, existe todavía en nuestros días la cueva en que vivió, que sigue llamándose Cueva del Cúlebre.
Según las noticias que han llegado hasta nosotros, se trataba de un extraño reptil comparable a un dragón, con cabeza ancha, potentes mandíbulas armadas de colmillos como pedernales de trillo, cresta espinosa que se prolongaba por todo el espinazo hasta la cola, patas de aceradas garras y alas de murciélago. Cuando respiraba exhalaba un aliento ardiente y mefítico, y con un coletazo derribaba a un caballo.
Los habitantes de la ciudad se habían comprometido a entregarle cada año una doncella a cambio de que no les ocasionara mayores males, pues, cuando le daba por salir de su guarida, destrozaba sembrados, diezmaba rebaños y devoraba a todo el que se ponía por delante. Se elegía a la mocita por sorteo entre las de su edad y se le ataba a un poste fuera de la cueva para impedir que huyera o se desplomara al desmayarse cuando el monstruo aparecía. Este salía lanzando feroces bramidos que hacían retumbar las rocas, y la devoraba lentamente, disfrutando cada bocado, hundiendo sus renegridas navajas en la carne rosada de la muchacha, mientras la lengua bífida y amarillenta lamía su sangre caliente. Aquel horroroso espectáculo lo contemplaba todo el pueblo, que así podía juzgar el valor del sacrificio y lo cara que costaba la seguridad del pueblo.
En una ocasión la víctima era una muchachita que ya había asistido dos veces a aquel monstruoso martirio y las dos veces se había desmayado en los brazos de su madre.
-Me ha salido la concha negra- dijo su padre abatido cuando volvió del sorteo, que se hacía con tantas conchas blancas como doncellas, menos una que era negra.
Volvió a desmayarse la joven y hubieron de darle un agua de aulaga blanca, que, como se sabe, sólo crece una en todo el monte cada mes de septiembre y le pone a uno alegre quitándole todo tipo de angustias y dolores. En tal estado de artificial contento la llevaron a la entrada de la cueva el día señalado para su inmolación y la ataron al poste.
Al oler carne fresca, el dragón se dirigió lentamente hacia la salida de la cueva. A pesar de la pócima de aulaga, la muchacha empezó a temblar de pavor al sentir retumbar el suelo bajo el peso de aquella mole de pétreas escamas. Y, cuando lo vio aparecer, horrible, rugiente, fétido, espeluznante, espantoso, a pesar de la sonrisa que se imponía en su rostro, el corazón se le aceleró, sintió unas náuseas atroces y empezó a devolver. El dragón levantó la cabeza e hinchió sus descomunales narices como olfateando el apetitoso efluvio del manjar que se disponía a devorar. Ella sintió en sus mejillas el insoportable hedor de su aliento, que la ahogaba, y estuvo a punto de desmayarse. Pero, en el último momento, haciendo un esfuerzo extraordinario, acordándose de un cuento del tiempo de los moros que le habían contado, gritó:
-¡Santiago, por Dios, ayúdame!
En aquel mismo instante sintió el culebre un escalofrío por todo el cuerpo y sus gruesas escamas chascaron y empezaron a desprendérsele dejando al descubierto una como gelatina viscosa y purulenta. Pero sus fauces no se detuvieron y caían ya para arrancar de un bocado la cabeza de la joven, sus garras se erizaban amenazadoras en el aire, sus alas siniestras chocaban como velas que bate el temporal, y sus narices arrojaban llamaradas acompañadas de un silbido aterrador, cuando apareció por los aires, montado en su caballo blanco y blandiendo su reluciente espada, el apóstol guerrero que la joven había invocado y que, posándose en la roca, asestó un poderoso mandoble al monstruo, desgajándole del cuerpo aquella colosal cabeza, que fue rodando peñas abajo hasta llegar al mar, donde se hundió con un chirrido como de hierro al rojo entrando en el agua. Del cuerpo salieron tres chorros de sangre, cada uno de un color, negro, verde y rojo, que bañaron todas las peñas de los alrededores, pues el bicho se agitó violenta y largamente en sus estertores.
Dice la tradición que la joven, que escapó del trance sólo con el pelo un poco chamuscado, hizo el voto de peregrinar a Compostela.
Todavía hoy puede el visitante contemplar junto a la Cueva del Cúlebre de San Vicente de la Barquera las huellas que en la roca dejaron las herraduras del caballo de Santiago.
De entre los más conocidos por la tradición se cuenta el que mató Santiago cerca de San Vicente de la Barquera. En un acantilado al oeste de esta ciudad, por el antiguo camino de Santillán a Boria, existe todavía en nuestros días la cueva en que vivió, que sigue llamándose Cueva del Cúlebre.
Según las noticias que han llegado hasta nosotros, se trataba de un extraño reptil comparable a un dragón, con cabeza ancha, potentes mandíbulas armadas de colmillos como pedernales de trillo, cresta espinosa que se prolongaba por todo el espinazo hasta la cola, patas de aceradas garras y alas de murciélago. Cuando respiraba exhalaba un aliento ardiente y mefítico, y con un coletazo derribaba a un caballo.
Los habitantes de la ciudad se habían comprometido a entregarle cada año una doncella a cambio de que no les ocasionara mayores males, pues, cuando le daba por salir de su guarida, destrozaba sembrados, diezmaba rebaños y devoraba a todo el que se ponía por delante. Se elegía a la mocita por sorteo entre las de su edad y se le ataba a un poste fuera de la cueva para impedir que huyera o se desplomara al desmayarse cuando el monstruo aparecía. Este salía lanzando feroces bramidos que hacían retumbar las rocas, y la devoraba lentamente, disfrutando cada bocado, hundiendo sus renegridas navajas en la carne rosada de la muchacha, mientras la lengua bífida y amarillenta lamía su sangre caliente. Aquel horroroso espectáculo lo contemplaba todo el pueblo, que así podía juzgar el valor del sacrificio y lo cara que costaba la seguridad del pueblo.
En una ocasión la víctima era una muchachita que ya había asistido dos veces a aquel monstruoso martirio y las dos veces se había desmayado en los brazos de su madre.
-Me ha salido la concha negra- dijo su padre abatido cuando volvió del sorteo, que se hacía con tantas conchas blancas como doncellas, menos una que era negra.
Volvió a desmayarse la joven y hubieron de darle un agua de aulaga blanca, que, como se sabe, sólo crece una en todo el monte cada mes de septiembre y le pone a uno alegre quitándole todo tipo de angustias y dolores. En tal estado de artificial contento la llevaron a la entrada de la cueva el día señalado para su inmolación y la ataron al poste.
Al oler carne fresca, el dragón se dirigió lentamente hacia la salida de la cueva. A pesar de la pócima de aulaga, la muchacha empezó a temblar de pavor al sentir retumbar el suelo bajo el peso de aquella mole de pétreas escamas. Y, cuando lo vio aparecer, horrible, rugiente, fétido, espeluznante, espantoso, a pesar de la sonrisa que se imponía en su rostro, el corazón se le aceleró, sintió unas náuseas atroces y empezó a devolver. El dragón levantó la cabeza e hinchió sus descomunales narices como olfateando el apetitoso efluvio del manjar que se disponía a devorar. Ella sintió en sus mejillas el insoportable hedor de su aliento, que la ahogaba, y estuvo a punto de desmayarse. Pero, en el último momento, haciendo un esfuerzo extraordinario, acordándose de un cuento del tiempo de los moros que le habían contado, gritó:
-¡Santiago, por Dios, ayúdame!
En aquel mismo instante sintió el culebre un escalofrío por todo el cuerpo y sus gruesas escamas chascaron y empezaron a desprendérsele dejando al descubierto una como gelatina viscosa y purulenta. Pero sus fauces no se detuvieron y caían ya para arrancar de un bocado la cabeza de la joven, sus garras se erizaban amenazadoras en el aire, sus alas siniestras chocaban como velas que bate el temporal, y sus narices arrojaban llamaradas acompañadas de un silbido aterrador, cuando apareció por los aires, montado en su caballo blanco y blandiendo su reluciente espada, el apóstol guerrero que la joven había invocado y que, posándose en la roca, asestó un poderoso mandoble al monstruo, desgajándole del cuerpo aquella colosal cabeza, que fue rodando peñas abajo hasta llegar al mar, donde se hundió con un chirrido como de hierro al rojo entrando en el agua. Del cuerpo salieron tres chorros de sangre, cada uno de un color, negro, verde y rojo, que bañaron todas las peñas de los alrededores, pues el bicho se agitó violenta y largamente en sus estertores.
Dice la tradición que la joven, que escapó del trance sólo con el pelo un poco chamuscado, hizo el voto de peregrinar a Compostela.
Todavía hoy puede el visitante contemplar junto a la Cueva del Cúlebre de San Vicente de la Barquera las huellas que en la roca dejaron las herraduras del caballo de Santiago.
Víctor Manuel cantante asturiano tiene una canción dedicada a este personaje.
27 mayo 2013
San Vicente de la Barquera
El 27 de mayo de 2013 2º de ESO ha realizado una ruta literaria por la Villa de San Vicente de la Barquera, villa marinera que posee un importante conjunto de monumentos históricos y artísticos, además de un impresionante paisaje, una amplia ría, extensas playas, agrestes acantilados y al fondo los Picos de Europa.
Aprovechamos la visita para recordar a algunos de los escritores que han dedicado parte de su obra a hablar de la Villa, como son Benito Pérez Galdós, Gerardo Diego o Camilo José Cela o Jesús Cancio. Leemos algunos de sus textos en los que hablan de la villa, y este mes que estamos con la creación de nuestra poesía leemos algunas de estos autores y las analizamos.
Nos ha hecho un día estupendo pero no hemos podido visitar el Castillo por ser lunes y estar cerrado al público, en su lugar hemos visitado la Iglesia de Santa María de los Ángeles.
Más información en la entrada anterior Ruta Literaria II: San Vicente de la Barquera
26 mayo 2013
Palabras para un lunes
Esta semana Pablo Arce, alumno de 3º ESO, nos propone que, a través de Melendi, reflexionemos sobre un tema que, desgraciadamente, está más de actualidad que nunca: la violencia de género. Cuatro mujeres han sido asesinadas en España la semana pasada, veintidós ya en lo que va de año.
Su mala puntería con las llaves
Anuncia un mal nacido tras la puerta
Con piel de lobo y corazón cobarde
Con más de mil motivos para odiarle.
Por el pasillo cruje una madera
igual que suena el alma de esa madre
porque él no pega con la mano abierta, no
Es algo que aprendió bien de su padre.
Ella coge un cuchillo y no sabe que hacer
Si cortarse las venas o clavárselo a él
Se apolla en la nevera, no sabe que hacer
Y llorando le ruega que no le de sobre el mismo lao'.
Marido y mujer hasta que la muerte los separe
Y ella espera llegue de su mano
Porque solo así podrá devolverle
Parte del daño.
Porque fue a la ley y la ley le dio del otro lao
No son suficientes los moraos'
Ni segar al cero su amor sincero
Pa' condenarlo.
Él solamente se siente seguro
Cosiéndole el corazón a su puño
Un hombre que se pelea hasta del viento
Pues sabe que el solo es mierda por dentro.
Pero la vía le devolvió la ostia
Grabando aquel momento en su memoria
Momento en que no controló su mano
Ahogando lo que hace ya tiempo había matado.
Ella coge un cuchillo y no sabe que hacer
Si cortarse las venas o clavárselo a él
Se apolla en la nevera, no sabe que hacer
Y llorando le ruega que no le de sobre el mismo lao.
Marido y mujer hasta que la muerte los separe
Y ella espera llegue de su mano
Porque solo así podrá devolverle
Parte del daño.
Porque fue a la ley y la ley le dio del otro lao'
No son suficientes los moraos'
Ni segar al cero su amor sincero
Pa' condenarlo.
Y no le dio miedo la muerte
Y se marchó tan sonriente
Fue la última vez que lloró
Hasta que la muerte nos separe
Con piel de lobo y corazón cobarde
Con más de mil motivos para odiarle.
Por el pasillo cruje una madera
igual que suena el alma de esa madre
porque él no pega con la mano abierta, no
Es algo que aprendió bien de su padre.
Ella coge un cuchillo y no sabe que hacer
Si cortarse las venas o clavárselo a él
Se apolla en la nevera, no sabe que hacer
Y llorando le ruega que no le de sobre el mismo lao'.
Marido y mujer hasta que la muerte los separe
Y ella espera llegue de su mano
Porque solo así podrá devolverle
Parte del daño.
Porque fue a la ley y la ley le dio del otro lao
No son suficientes los moraos'
Ni segar al cero su amor sincero
Pa' condenarlo.
Él solamente se siente seguro
Cosiéndole el corazón a su puño
Un hombre que se pelea hasta del viento
Pues sabe que el solo es mierda por dentro.
Pero la vía le devolvió la ostia
Grabando aquel momento en su memoria
Momento en que no controló su mano
Ahogando lo que hace ya tiempo había matado.
Ella coge un cuchillo y no sabe que hacer
Si cortarse las venas o clavárselo a él
Se apolla en la nevera, no sabe que hacer
Y llorando le ruega que no le de sobre el mismo lao.
Marido y mujer hasta que la muerte los separe
Y ella espera llegue de su mano
Porque solo así podrá devolverle
Parte del daño.
Porque fue a la ley y la ley le dio del otro lao'
No son suficientes los moraos'
Ni segar al cero su amor sincero
Pa' condenarlo.
Y no le dio miedo la muerte
Y se marchó tan sonriente
Fue la última vez que lloró
Hasta que la muerte nos separe
22 mayo 2013
Cuentos en Verso
Ya estamos inmersos preparando el día de la poesía, cada uno creando la suya propia para recitarla ese día. Por ese motivo me he acordado de Roald Dahl (Llandaff, 1916 - Oxford, 1990). Escritor británico conocido especialmente como autor de narraciones infantiles y juveniles, pese a que su producción para adultos fue también de destacable calidad. Muchos de sus relatos se han convertido en películas de gran éxito internacional (Charlie y la fábrica de chocolate)...
Entre sus obras destacan Cuentos en verso para niños perversos, son cuentos tradicionales, actualizados, con unos finales que sorprenden por lo imprevisibles. Transforma la idea edulcorada que se nos ha transmitido de los personajes de los cuentos tradicionales: convierte a Caperucita en una asesina, Blancanieves termina siendo billonaria, Cenicienta no se casa con el príncipe, Juan aprende mucho de la habichuela y el ogro y a Ricitos de Oro la convierte en delincuente. Un libro aparentemente infantil que tiene muy poco de ello.
Como ejemplo pondremos uno:
Ricitos de Oro y los tres Osos.
¡Jamás
debió ponerse en un estante
una
bellaquería semejante!
¿Cómo
una madre amante y responsable
puede
dejar la historia detestable
de
esta malvada niña entre las manos
de
unos retoños cándidos y sanos?
Si
de mí dependiera, Rizos de Oro
estaría
entre rejas como un loro...
Imagínense
ustedes qué gracioso
resulta
hacer potaje para oso,
café
y bollitos con su mermelada
y,
con la mesa puesta y preparada,
que diga Papá Oso: "¡Mil cornejas!
¡La
sopa está que quema las orejas!
Vamos
a darnos un paseo juntos
hasta
que este potaje esté en su punto.
Además,
caminar un buen ratito
nos
abrirá mejor el apetito".
Ninguna
ama de casa se opondría
a
propuesta de tal sabiduría
-y
menos con el genio singular
de
un oso cuando es hora de almorzar.
------------------------------------------------
Pues
bien, en cuanto dejan la mansión
se
cuela Rizos de Oro en el salón
y,
cual reptil sinuoso y repelente,
lo
curiosea- todo soezmente.
Al
punto ve el potaje apetitoso
que
puso en los tres platos Mamá Oso
y,
en menos tiempo del que aquí se cuenta,
sobre
ellos se abalanza violenta.
Imagínense,
insisto, qué faena,
después
de preparar cosa tan buena,
que
acabe en el estómago incivil
de
alguna delincuente juvenil.
¡Y
no acaba ahí la cosa!, lo mejor
viene
a continuación de lo anterior.
Como
mujer de hogar que usted se siente,
ha
ido con todo amor, pacientemente,
coleccionando
muchos trastos viejos:
un
angelote manco, dos espejos,
tres
sillas y un armario estilo imperio
comprados
en subasta y, lo más serio,
una
silla de niño isabelina
que
un día heredó usted de su madrina.
Es
esa silla orgullo, prez y gloria
de
su querida casa y no hay historia
que
usted no cuente de ella y se derrita
cuando
la enseña ufana a las visitas.
Pues,
como iba diciendo, Rizos de Oro
sin
el menor recato ni decoro
coloca
su trasero gordinflón
sobre
la silla histórica en cuestión
y,
como no le importa tres pepinos
el
mobiliario estilo isabelino,
se
carga en un segundo malhadado
de
su salón el mueble más preciado.
Cualquier
niña diría: "¡Qué desgracia!
¡Merezco
un buen castigo por mi audacia!".
Pero
no Rizos de Oro que, al contrario,
exhibe
su peor vocabulario:
"¡Maldito
cachivache!" y otras cosas
que, de tan malsonantes y espantosas
no puedo ni me atrevo a transcribir
ni
creo que se deban imprimir.
------------------------------------------------
Ustedes
pensarán que aquí termina
su
expedición fatal nuestra heroína...
Pues
yo lo siento mucho, amigos míos,
pero
no acaba aquí todo este lío.
La
miserable quiere echar la siesta,
así
que va a mirar dónde se acuesta.
Sube
a los dormitorios de los osos,
compara
qué edredón es más lanoso,
los
prueba del derecho y del revés,
y
se echa en el más blando de los tres.
Como
sabéis, la gente de provecho
se
suele descalzar cuando va al lecho,
pero
con Rizos de Oro no hay enmienda
ni
se le ocurre cosa que no ofenda.
Podéis
imaginaros lo muy guarros
que
estaban sus zapatos, cuánto barro
pestífero
llevaban en las suelas.
Hasta
algo que hizo un perro y, por que huela
tan
sólo a tinta el libro, uno se calla...
Y,
digo una vez más: ¿Es que no estalla
cualquiera
a quien un monstruo dormilón
le
ponga hecho una cuadra su edredón?
------------------------------------------------
¿Os
dais cuenta cabal de la cadena
de
crímenes tramados por la nena?
_Crimen
número uno_: la acusada
comete
allanamiento de morada.
_Crimen
número dos_: el personaje
se
queda con tres platos de potaje.
_Crimen
número tres_: la muy cochina
destroza
una sillita isabelina.
_Crimen
número cuatro_: la madama
se
limpia los zapatos en la cama...
Un
juez no dudaría ni un instante:
"¡Diez
años de presidio a esa tunante
Pero en la historia, tal como se cuenta,
la
miserable escapa tan contenta
mientras
los niños gritan, encantados:
"¡Qué
bien; Ricitos de Oro se ha salvado!".
------------------------------------------------
Yo,
en cambio, le daría otro final
a
un cuento tan infame y criminal:
"¡Papá!
-grita el Osito-, estoy furioso.
No
tengo sopa". "¡Vaya! -dice el Oso-.
Pues
sube al dormitorio: está en la cama,
metida en la barriga de una dama,
así
que no tendrás más solución
que
dar cuenta del caldo y del tazón".
------------------------------------------------
ROALD DAHL
ROALD DAHL
20 mayo 2013
Palabras para un lunes
Esta
semana, Álvaro Ramos, alumno de 4º ESO, nos ofrece un texto de un filósofo y
matemático francés del siglo XVII: Blaise Pascal. En él aborda la cuestión, siempre polémica, de la existencia o no, de Dios.
Prefiero equivocarme creyendo en
un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe.
Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en
la nada eterna; pero si hay algo, si hay alguien, tendré que dar cuenta de mi
actitud de rechazo. (Blaise Pascal)
Ilustración de Alicia Varela |
19 mayo 2013
Javier Sobrino en Verdemar
El 15 de mayo el escritor Javier Sobrino ha venido a pasar el día a Verdemar, por la mañana ha estado con los alumnos de 1º de Primaria contándoles cuentos.
Los alumnos y alumnas de 1º de ESO hemos preparado preguntas para hacerle una entrevista y dos compañeros y dos compañeras han sido los afortunados de representar a los dos grupos en la entrevista. Nos ha contado muchas cosas que podréis ver en la entrevista que hemos grabado.
Por la tarde nos hemos reunido con él por clases y nos ha contado el proceso que él sigue para crear un cuento:
Desde que surge la idea que uno quiere plasmar, la redacción de esa idea convertida en cuento, un tiempo de reposo para una lectura posterior por el autor para comprobar que se entiende lo que quiere contar, la ayuda innegable de amigos lectores y críticos que leen el cuento para aportar ideas, con esas opiniones la revisión necesaria, y la lectura de una editora correctora profesional a la que le une una amistad para darle una opinión final. Cuando todo esta revisado y corregido viene la búsqueda del ilustrador, ya que él es un escritor de cuentos ilustrados. Nos ha explicado la importancia que tiene el ilustrador y cómo puede variar una historia con unas ilustraciones o con otras. Ha estado muy interesante porque nos ha puesto como ejemplo el libro de la selva y realmente los personajes parecían diferentes en los dibujos. También nos ha puesto un ejemplo de un cuento propio donde la protagonista en unas imágenes te hacía retroceder en el tiempo, la situaba en el pasado, a principios de siglo XX, y en otras era realmente actual y moderna.
El tiempo se nos ha pasado volando, nos ha leído algunos cuentos suyos, incluso hemos tenido la primicia de ver uno aún no publicado, se titula "Soledad" y como curiosidad solo os vamos a contar que está basado en una noticia que ocurrió en Santander hace siete años.
Para más información podéis visitar una entrada publicada anteriormente en nuestro blog, titulada "Conocemos a Javier Sobrino" o la página de Javier Sobrino:
Para más información podéis visitar una entrada publicada anteriormente en nuestro blog, titulada "Conocemos a Javier Sobrino" o la página de Javier Sobrino:
18 mayo 2013
Me presento...
¿Que cómo soy? Te lo puedo decir, soy lo que hago, soy lo que me gusta y lo que me disgusta.
Os proponemos un sencillo ejercicio: haz tu lista de cualidades, aptitutes y defectos y conviértela en una descripción de ti mismo sincera y divertida. Existen pequeños gestos que dicen mucho de una persona y eso es lo que queremos sacar de ti ¿te animas? Los Jonas Brothers ya lo hicieron también...
*Una pequeña idea:
1º- Haz una lista de tus defectos, virtudes y curiosidades.
2º-Mézclalo con tus gustos y disgustos.
3º-Escoge un verso que sirva de estribillo e intercálalo entre dos o tres estrofas de características.
4º-Concluye con el estribillo y añade una conclusión.
5º-Recuerda mantener el ritmo y la musicalidad de tus palabras, conviértelo en algo bello y no olvides ¡reírte muchísimo de ti mismo! y recuerda que esta poesía es tuya, solo tuya y las licencias poéticas justificadas están siempre permitidas en la imaginación....
*Una pequeña idea:
1º- Haz una lista de tus defectos, virtudes y curiosidades.
2º-Mézclalo con tus gustos y disgustos.
3º-Escoge un verso que sirva de estribillo e intercálalo entre dos o tres estrofas de características.
4º-Concluye con el estribillo y añade una conclusión.
5º-Recuerda mantener el ritmo y la musicalidad de tus palabras, conviértelo en algo bello y no olvides ¡reírte muchísimo de ti mismo! y recuerda que esta poesía es tuya, solo tuya y las licencias poéticas justificadas están siempre permitidas en la imaginación....
Nick Jonas "Introducing me"
Soy bueno perdiendo el tiempo
Creo que la letra tiene que rimar
Y sé que no estás preguntando,
pero trato de dejarme bigote...
Como queso,
pero solo en la pizza, por favor
y, a veces,
en una quesadilla casera.
De lo contrario me huele a pies
Me encanta
Cuando la luna parece una uña del pie
Y me encanta cuando dices mi nombre
Si quieres saber, aquí va
Te diré que hay una parte de mí
que aparece si estamos cerca
Te dejaré ver todo,
pero recuerda que lo pediste.
Haré lo máximo por impresionarte
pero es más fácil dejarte adivinar
el resto
Pero si quieres oír
qué vive en mi cerebro y en mi corazón...
Bueno, tú lo pediste
Para tu información, a veces soy confuso
algo divertido
No me gusta que un perro mire mi comida
Y uso la palabra "hermano"
como sustantivo, adverbio o adjetivo
Y nunca me han gustado los coches
Me gustan las guitarras
y los súper héroes
y los cheques con muchos ceros.
Me encanta el sonido de los violines
y hacer sonreír a alguien
Bueno, probablemente sabes
más de lo que querías
Así que ten cuidado
La próxima vez que preguntes
Taller de EXLIBRIS
En 2º de la ESO hemos fabricado nuestros propios "exlibris" con un taller de carvado de sellos. Gomas de gran tamaño, gubias, ideas y mucha atención para salvaguardar nuestros dedos...
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