Ahora le toca el turno a un cuento creado por un profesor José Miguel de la Rosa Sánchez, profesor del CEIP Alonso de Aguilar (Granada) y autor del blog actiludis, donde propone muchas actividades relacionadas con las matemáticas y con la lectura.
El cuento escogido se llama El cuento sin final, y como ya habíamos comentado este mes trataremos de que los textos tengan relación con la lectura o sus protagonistas de algún modo sean los libros.
“EL CUENTO SIN FINAL”
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Vladimir Zúñiga |
¡Tin, tin, tin!… tres sonidos cortos de campana era la
señal de que todo estaba despejado en la biblioteca del colegio. Ya habían
pasado varias horas desde que todos se marcharon y hasta el próximo día ningún
ser vivo, salvo el pequeño ratón de biblioteca que aporreaba tres veces
seguidas la campanilla en la sala de lectura del colegio, les molestaría.
Con el último “¡Tin!” empezaron a salir de los
libros, personajes de figuras planas, que estiraban sus extremidades para
despertarlas de la inmovilidad que les obligaba el estar dentro de los libros.
– “¿Qué hay para hoy?”. Preguntó el Lobo Feroz, mientras se cepillaba los
dientes para dejarlos brillantes como perlas. – Tenemos una asamblea frente a
la estantería de cuentos infantiles- le contestó la gallina de los huevos de
oro y continuó diciendo – parece ser que el “Príncipe Ratón” tiene un problema
y vamos a ver si le podemos ayudar.
- ¡Qué mes más ajetreado llevo!, – dijo Gerónimo
Stilton -, me han cogido de la estantería una y otra vez, sin dejarme descansar
ni un minuto. Estos críos no se dan cuenta de que cada uno de ellos me lee una
sola vez, pero que yo tengo que realizar una y otra vez las aventuras del
cuento cada vez que me leen. ¡Tengo unas ganas tremendas de que les den las
vacaciones para poder descansar!
- Sí, sí, – dijo Blancanieves -, eso lo dices ahora
que eres un personaje muy moderno que molas mucho, pero si llevaras los años
que yo llevo, ya estarías acostumbrado y no te quejarías tanto. Por mi cuento han
pasado estos niños, los padres de estos niños y hasta sus abuelos, así que no
te quejes tanto, ratoncito presumido.
- ¡Por favor, un momento de silencio!-, dijo,
alzando la voz, el ratoncito de biblioteca. – Nos hemos reunido para escuchar
al “Príncipe Ratón”. A ver, ¿qué tienes que contarnos con tanta urgencia? –
Veréis, – empezó a hablar el “Príncipe Ratón”-, mi problema es que no sé como
acaba mi cuento, porque nadie que me coge, acaba el primer capítulo, y por más
empeño que pongo en hacerlo bien, de ahí no pasan. Estoy muy angustiado, no sé
si mi autora la señora Abu Rida pensó para mí un final como un bello príncipe o
una rata de alcantarilla, y eso me angustia mucho, hasta he pensado ir a la
estantería de las enciclopedias a ver si encuentro algún tipo de ayuda, porque
esto es un sinvivir. ¿Qué consejo me podéis dar vosotros que sois tan
envidiosamente leídos?
En aquel instante en la biblioteca se hizo un
gran silencio, porque nadie sabía darle una solución. Hasta que se oyó un
sonido seco al caer, desde lo más alto de una estantería, un libro lleno de
polvo, del cual salió Merlín, que acercándose al Príncipe Ratón, le puso su
mano en el hombro y dijo estas sabias palabras: – Muchacho…, búscate otro
cuento, porque mientras la historia sea un tostón nadie será capaz de llegar al
final.
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