Valderredible Foto de E. Campo |
De nuevo nos hemos tomado un respiro y hemos dejado que nuestros ojos se posaran en las imágenes de nuestro paisaje cántabro a través de nuestras ventanas.
Y de nuevo nos sorprende la variedad de paisajes con los que nos encontramos todos los días pero que por nuestro tipo de vida solo vemos pero no apreciamos.
Ahora tenéis la oportunidad de mirar con detenimiento algunas instantaneas de paisaje recreado por los alumnos y alumnas de 1º de ESO.
Desde mi ventana…
Hoy me asomo a la ventana y lo primero que veo son las gotas de agua que corren por el cristal y se juntan unas con otras como pequeños riachuelos. Más allá de la ventana contemplo mi terraza mojada en la que hay un naranjo viejo , ahora sin flores y mecido por el viento. Una tumbona mojada esperándome para las siestas de verano. Bajo las escaleras está el jardín un poco dejado, en él hay un huerto. El huerto ahora solo tiene unas tristes espinacas y restos de unas tomateras.
Más allá de mi hogar veo una cuesta pindia que baja a la playa. A pie de playa hay un hotel lujoso.
La playa es grande y peculiar por una cosa, es la desembocadura de un río. Cuando la marea está baja la playa es grande pero cuando la marea está alta solamente hay un trozo pequeño de playa, lo demás es agua de la ría.
Al otro lado de la ría está la playa de Liencres. Un poco a la derecha veo el Parque Natural de las Dunas de Liencres, con un pinar extenso, unas dunas altas y anchas y pequeñas playitas bañadas por la ría.
Lo último que veo es el mar, un poco revuelto y con unas olas grandes. También veo la línea del horizonte, que es poco visible por el parecido de color del cielo y del mar, un tono grisáceo.
Las olas saltan por unas rocas altas y escarpadas como si fuese una batalla campal. Hay un acantilado, y en lo alto hay un prado verde, extenso y hermoso y abanicado por el fuerte viento.
Hay muchas casas, unas grandes y otras más pequeñas pero de todas sale una columna de humo denso y gris por la chimenea, que gira intentando que no pase ni una gota.
Desde la ventana de mi habitación.
Jana Pérez Velázquez
DESDE MI VENTANA
Desde mi ventana no veo el inmenso mar, tampoco las grandes montañas ni una espléndida playa.
Desde mi ventana veo pequeñas casitas de un barrio que tiene ya muchos años. Casi todas tienen un prado con flores y algunas con gallinas que picotean el suelo.
En una de ellas hay un gallo que me despierta todas las mañanas.
Mi ventana es más bien un balcón de arriba a abajo en el que a veces salgo a respirar aire puro.
De frente el tejado negro de pizarra con sus chimeneas y los balcones de mis vecinos.
A lo lejos un pedacito de mar que se confunde con el azul del cielo y en días despejados alguna montaña.
A la derecha la antigua carretera de Torrelavega antes llena de coches pero ahora más tranquila.
También las casas de la guardia civil que hasta hace poco estaban rodeadas de prados pero que ahora han transformado en aparcamientos.
En medio de ella un helipuerto donde a veces aterriza el helicóptero moviendo toda la vegetación y produciendo un ruido que si no lo conoces asusta mucho.
Desde mi ventana se respira paz y tranquilidad, no son las mejores vistas del mundo pero es mi ventana…
Marta Andecochea Baudín 1º B E.S.O
1 comentario:
Bonito cuento
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