La semana pasada comentamos un poema de Pablo Neruda, y este lunes Javier Bárcena, alumno de 3º ESO, apuesta por un fragmento de otro poema del mismo autor. En esta ocasión Neruda se inspira en el mar para transmitirnos sus emociones, y a ti ¿qué te provoca el mar?
EL MAR
NECESITO del
mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navíos.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.
¡Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.
Pablo Neruda
12 comentarios:
Cuando estoy en el mar me olvido de todo, es una situación indescriptible, da igual que haga frió o calor una vez que entras no puedes salir y cuando sales te dan ganas de volver a entrar.
Cuando estoy en el mar es mi momento de relajación, de pensar en mi mundo y de olvidarme de todo a mi alrededor, ver como las olas rompen sobre la orilla, como las gaviotas se posan en la arena; es un momento íntimo y especial que nadie me podrá arrebatar. Meterte en el agua tan salada y espumosa hasta las rodillas y dejar que te lleve la marea.
El mar siempre ha sido un elemento que me ha gustado mucho. Cuando miro a la inmensidad del oceano, me siento insignificante en comparación con todo lo que hay mas allá. El mar me produce tambien relajación y serenidad cuando esta calmado, y furia libertad cuando está revuelto.
Tan sólo con mirar hacia el mar tengo una sensación de tranquilidad que va aumentando a medida que me acerco, primero empieza en la orilla cuando mis pies se ponen en contacto con la marea, al principio la noto fria y mi cuerpo tiende a salir, pero a los segundos siento como las pequeñas olas se revuelven y me incitan a adentrarme en él, como si éstas quisieran abrazarme. Una vez fuera, noto frescura, mi mente está más relajada y me deja con ganas de volver, por lo que pienso que el mar, es parte de nuestra vida.
Lo que en mar en mi proboca es una gran tranquilidad y relajación. Me gusta cuando me encuentro en un barco, y la marea me mece muy suavemente, es una sensación muy agradable que te adormece y calma.
Está claro que el mar es uno de los elementos más enigmáticos y magnéticos de nuestro planeta. Supongo que sea por ese relajante vaivén de agua, que parece estar meciéndome, invitándome a quedarme un rato allí, disfrutando de esa tranquilidad que sólo te puede ofrecer el mar. Sucumbo y me paro a observar como grandes olas rompen en la orilla, lastimeras, y se convierten en espuma; una espuma que después se desvanece. Y me pregunto si la vida no será asi, una gran ola que, a pesar de su grandeza, de su poderío, al final sólo desaparece.
El mar es algo que me hipnotiza siento que tengo que ir hacia el, yo practico un deporte acuático y la verdad es que cuando estas dentro sientes una relajación increíble y cuanto mas veces vas, mas necesitas ir, es como una droga.
Siempre que me encuentro con el mar me resulta inevitable quedarme mirándolo. Es extraño, ya que siendo de una ciudad como Santander debería estar acostumbrada a verlo. Pero siempre siento la necesidad de pararme y disfrutar de él.
Cuando lo miro me gusta observar el horizonte, esa línea en el que el cielo y el mar se juntan, tan inmensos los dos, y me transmite libertad. También me incita a pensar, puede que sea el vaivén de las olas el que me transmite esa tranquilidad y me incite a ello. Realmente Pablo Neruda tiene razón, el mar tiene algo especial, algo que ni el bosque ni otros lugares pueden transmitir.
A pesar de vivir en una ciudad costera, como es Santander, yo nunca cambiaré esa forma que tengo de mirar al mar, esa forma que me hace mirarlo como si nunca lo hubiera visto.
El mar me transmite tranquilidad y serenidad, me relaja y hace que me olvide de las cosas que me preocupan. Es como si cuando lo miro, me hipnotizara y me quedase prendada mirando las olas y la espuma que deja sobre la orilla...
El mirar al mar, me produce que deje de pensar por un momento y solo vea ese paisaje tan bonito, que aunque me parece que lo tenga muy visto, cada día me sorprende más.
A mi cada de vez que veo el mar, me provoca una sonrisa, tengo tantos y tan buenos recuerdos, sobretodo, cuando lo veo pienso en el verano, cuando corro por la arena, y me baño en la orilla, pero una de las cosas que más me gusta del mar, es que me relajo y solo estoy pendiente de él y yo, olvidando todo lo que me rodea, sin duda el mar es el paisaje más bello que jamás ha esistido.
El mar, un paisaje tan cerca de nosotros,incalculable, rebosante, tiene mil historias que contarnos, mil elementos sumergidos tras esa línea azul que lo separa del cielo en el horizonte.
El sonido del oleaje, me provoca tranquilidad, inspiración e incluso la sensación de buena salud,me encuentro bien cerca suyo. La sal que contiene refresca, la multitud de seres, la diferente vida que hay tras esa capa externa de agua que vemos.
Sus continuos cambios de mareas, su calma,sus olas cargadas de espuma dan vida a una parte que nos queda por experimentar.
El mar, es un paisaje que por suerte aquí en Santander le tenemos muy presente, esta muy cerca de nosotros, y nos aporta esa sensación de tranquilidad y de calma.
Es inevitable ir andando y no mirar el mar, esas grandes olas que al final del recorrido son olas pequeñas con espuma alrededor de ellas.
Mucha gente cuando esta agobiado, o se encuentra mal sale a dar un paseo y se queda mirando al mar fijamente, porque no se por qué razón, pero tiene esa capacidad de que cuando le mires desconectes y te olvides de todas las cosas malas que te ocurran en ese momento.
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