Ya tenemos el primer cuento que nos ha recomendado Amaia Vila Garro de 1º B de ESO, se titula "El Príncipe feo", no conocemos el autor porque aparece en una recopilación de cuentos infantiles.Sí alguno de vosotros sabéis quién es el autor, nos encantaría que nos lo dijéseis. Amaía nos lo recomienda porque le parece una historía muy bonita y que te enseña que no todo el mundo tiene que ser guapo: la belleza está en el interior.
Todos conocemos muchos cuentos en los que el protagonista es un príncipe feo, una rana que al besarla se convierte en un príncipe muy guapo, y otras muchas versiones, pero el que nos recomienda Amaia tiene un final diferente y me parece una elección muy interesante.
El Príncipe feo
En un planeta muy lejano
gobernaba el gran Lambú III, un rey que no perdía la calma en ninguna
situación. Pero llegó un día en el que se puso muy nervioso.
-¿Será niño o niña? ¿Tendrá pelo
rubio o moreno?-se decía. ¡Estaba esperando un hijo!
Por fin apareció el médico.
-¿Ya nació doctor? ¿Es niño o
niña?
El médico también parecía muy
nervioso.
-Es un niño majestad pero….
-Pero, ¿qué?-preguntó-. ¿Qué le
pasa?
-Bueno, es un caso extrañísimo:
su hijo ha salido feo, feo a más no poder.
Al rey se le cayó el cielo
encima. Y el suelo, porque se desmayó de
la impresión. Y no era para menos. En su reino no existía la fealdad desde
hacia muchos siglos. Y así, cuando se comprobó que
efectivamente, el recién nacido no tenía un pelo de guapo, hubo un sentimiento general
de tristeza en el reino. Pero Lambú III no estaba
acostumbrado a rendirse ante nada. En cuanto se le paso el desmayo y el
disgusto inicial se dijo:
-Solo los magos o brujas pueden
solucionar esto. Dictaré un Real Decreto ofreciendo una increíble recompensa a
quien sea capaz de transformar en guapo al Príncipe Feo.
Los emisarios reales viajaron por
todo el planeta. Llevaron su mensaje a todos los rincones: quien convirtiese en
guapo al Príncipe Feo sería nombrado, de por vida, Primer Ministro del reino de
Lambú III.
Y pronto el palacio se invadió
por los más extraños magos llegados de remotos lugares. Pero ninguno logró su
objetivo. La fealdad del príncipe era más fuerte que todas las magias y
hechicerías.
Lambú III paseaba su
desesperación por los alrededores del palacio en completa soledad. Hasta que un
día….
-Hola, buen rey.
Una chica sonriente estaba junto
al camino.
-Me llamo Ilalia y estoy aquí para
ayudaros. Yo puedo conseguir que vuestro hijo deje de ser el más feo del reino.
-Mira, pequeña, vete y no te
castigaré. ¿Qué puede hacer una muchacha, cuando las más poderosas magas han
fracasado?
-Quién sabe majestad, dejadme al menos
intentarlo.
Tenía algo misterioso la voz de
Ilalia….
El rey dijo:
-Está bien, jovencita. Te
mostraré al príncipe para que lo cures, pero si fracasas….
-No fracasaré, señor. Ni tampoco
necesito ver al príncipe. Quería solo conseguir vuestro real permiso. Dentro de
unos días nadie volverá a llamar Príncipe Feo a vuestro hijo.
El rey no se creyó ni una
palabra, pero guardó silencio.
Ilaila se fue a una cabaña del
bosque espeso. Vivía allí con su madre, que era una bruja desconocida. Entre
las dos prepararon toda suerte de brebajes y conjuros, repitiendo en voz baja:
-Que el príncipe feo no sea el más
feo del reino…..
Ilaila volvió al palacio a los
siete días. Y cuando estuvo en presencia del rey dijo:
-He cumplido lo prometido. Vuestro
hijo ha dejado de ser el más feo del reino. En realidad ahora es el más
guapo…
-No te burles de mí, jovencita.
Acabo de estar con él y no he observado ningún cambio en su horrible rostro.
-Calmaos y escuchadme, Majestad.
Miraos en aquel espejo.
El rey lo hizo y apenas pudo ver lo que vio
reflejado: un hombre vestido como él… ¡Feo, feo! ¡y era él!
El embrujo de Ilaila y de su
madre había sido un tanto cruel. El príncipe feo ya no era el más feo, era
verdad. ¡Pero porque se habían vuelto feos todos los habitantes del reino!
Lambú III no tuvo más remedio que
nombrar I ministra a Ilaila.
-¿De verdad no había otra manera
de cambiar la fealdad del príncipe, señorita I ministra Ilaila? –le preguntó el
rey.
Ella respondió:
-Majestad, quería demostraros que
la belleza es muy relativa. Que el más feo de ayer puede ser el más guapo hoy,
sin que pase nada importante. Deberíais suprimir en vuestro reino las palabras
guapo y feo.
Así lo hizo el rey, y dejo de
haber feos y guapos, y ya nadie volvió a preocuparse por esas tonterías de la
gente presumida.
Después de leerlo... ¿Lo conocíais? ¿Qué os ha parecido? Estamos esperando vuestras propuestas...